En el marco de su visita apostólica al Perú, entre el 18 y el 21 de enero, el Papa Francisco habló sobre el fenómeno de la corrupción en ese país y en todo Latinoamérica en dos discursos públicos, uno el pasado viernes en el homenaje que le rindió el gobierno peruano, y otro el pasado domingo en una reunión con jerarcas católicos.
En efecto, recién llegado al país, el Sumo Pontífice habló en el Palacio de Gobierno y dijo que la corrupción en Latinoamérica es un "virus social, un fenómeno que lo infecta todo siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados”. Además agregó que lo que se haga para luchar contra este flagelo social merece la mayor de las ponderaciones y ayudas y que esta lucha nos compete a todos: “[la lucha anticorrupción] implica mayor cultura de la transparencia entre entidades públicas, sector privado y sociedad civil. Nadie puede resultar ajeno a este proceso; la corrupción es evitable y exige el compromiso de todos”.
Dos días después, mientras se reunía con obispos peruanos, el Francisco volvió a arremeter en contra de la corrupción en América Latina al decir que “la política está en crisis, muy en crisis, en América Latina por corrupción. (…) Hoy podemos hablar que gran parte de Latinoamérica sufre en su política una gran decadencia debido en parte a la corrupción. El caso Odebrecht es simplemente una anécdota chiquita".
Y concretamente frente al caso peruano fue muy crudo cuando señaló: "¿Qué le pasa a Perú que cada vez que sale un presidente lo meten preso? Humala está preso, Toledo está preso, Fujimori estuvo preso, Alan García cuestionado. Y están presos con rabia ¿no? El sistema llama la atención".
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