Después de que una investigación de LA NACIÓN publicará que la UIF había recibido -a mediados de 2016- una alerta desde el exterior, a causa de las cinco transferencias de dinero que uno de los operadores de las coimas del gigante brasileño Odebrecht envió en 2013 a una cuenta del actual jefe de espías, Gustavo Arribas.
La agencia de antilavado, UIF, emitió un texto con una aclaración sobre el funcionamiento del organismo. El comunicado afirma que "los funcionarios y empleados están obligados a guardar secreto de las informaciones recibidas en razón de su cargo".
El texto de la agencia además aclara "cuando la UIF hubiese agotado el análisis de una operación reportada y surgieren elementos de convicción suficientes para confirmar su carácter de sospechosa de lavado de activos o de financiación del terrorismo en los términos de la ley, es cuando debe poner los mismos en conocimiento del Ministerio Publico Fiscal a los fines de establecer si corresponde ejercer la acción penal".
(Nota agregada de la Nacion)