El Departamento de Servicios Financieros de Nueva York (DFS en inglés) señaló que el “fracaso fundamental” del Deutsche Bank fue no analizar la actividad de las cuentas de Epstein.
Jeffrey Epstein, un financiero estadounidense señalado de tráfico y abuso de menores, sigue generando problemas, incluso después de su muerte.
Esta vez el afectado fue el Deutsche Bank, el cual deberá pagar una multa de USD 150 millones de dólares por sus fallas en la gestión del riesgo derivado de proveer, entre 2013 y 2018, cuentas y otros servicios financieros a Epstein.
De acuerdo con el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York (DFS en inglés) “aunque el banco clasificó adecuadamente al Sr. Epstein como [cliente] de alto riesgo, no analizó la actividad en las cuentas para los tipos de actividad que obviamente estaban implicados por el pasado del Sr. Epstein”.
La relación contractual entre Epstein y el Deutsche Bank comenzó en 2013, momento en el que ya existían fuertes indicios y varias publicaciones de prensa que hacían referencia del actuar delictivo del multimillonario.
Un reporte del DFS asegura que todo inició en noviembre de 2012, cuando un empleado del Deutsche Bank le sugirió a la alta dirección que Epstein “era un cliente potencial que podría generar millones de dólares en ingresos”.
Ese empleado había trabajado en el US Bank, entidad financiera que manejaba las cuentas de Epstein, y al cambiar de trabajo quiso llevarse consigo al cuestionado cliente. Y lo logró.
¿Fallas en el proceso de vinculación?
El 5 de mayo de 2013 un directivo del banco le envió un correo electrónico al gerente de relaciones, en el que le informó que había hablado con el jefe de cumplimiento y con el presidente del comité de riesgos del Deutsche Bank para las Américas sobre la posible vinculación de Epstein.
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En ese correo el directivo manifestó que “ninguno de los dos sugiere [que la relación de Epstein] requiere riesgo de representación y podemos avanzar, siempre y cuando no se identifique nada más a través de las adopciones de clientes de KYC y AML”.
La relación contractual comenzó oficialmente el 19 de agosto de 2013, día en el que el Banco abrió cuentas de corretaje para Southern Trust Company Inc. Y Southern Financial LLC, empresas de propiedad de Epstein.
La investigación del DFS encontró que, durante el transcurso de la relación comercial, Epstein, sus empresas y asociados abrieron y usaron más de 40 cuentas en el banco.
Respecto a la vinculación, el soporte de aprobación fue el correo del directivo en el que informó ni el oficial de cumplimiento ni el presidente del comité de riesgos presentaron objeciones para la vinculación del cliente.
Aunque, agrega el informe del DFS, “no hay indicios de que el oficial de cumplimiento haya hablado directamente con el directivo o con los otros oficiales legales o de cumplimiento mencionados en el correo electrónico de aprobación”.
Cliente de alto riesgo, pero inadecuada gestión
El DFS señala que “desde el momento de la incorporación del Sr. Epstein, la relación fue clasificada por Deutsche Bank como ‘de alto riesgo’ y, por lo tanto, sujeta a una diligencia debida mejorada”.
Incluso, Epstein fue catalogado como una “PEP honoraria” debido a sus conexiones con reconocidas figuras de la política internacional.
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A pesar de ello, asegura el DFS, el “escrutinio [del banco sobre las actividades de su cliente] no se adaptó a los riesgos específicos que planteaba”.
Al interior del informe de la investigación se lee que desde el 1 de noviembre de 2013 Epstein y sus representantes comenzaron a usar cuentas de Deutsche Bank para enviar transferencias “a personas que supuestamente habían sido cómplices de sus delitos anteriores”.
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Un hecho que llamó la atención de los investigadores fue que el banco abrió cuentas corrientes y del mercado monetario para un fideicomiso relacionado con Epstein denominado Butterfly Trust, y entre los beneficiarios había un presunto cómplice de los abusos y “varias mujeres con apellidos de Europa del Este”.
Cuando el oficial de cumplimiento del banco realizó el proceso de debida diligencia encontró menciones negativas del beneficiario en medios de comunicación.
No obstante, el coordinador de relación del banco –que analizó la relación con Epstein– dijo que si bien el beneficiario “fue acusado como co-conspirador en un caso, nunca fue llevado a juicio ni condenado (…)”.
El resultado de esto fue que la alerta del oficial de cumplimiento se borró citando el correo electrónico de aprobación del directivo, fechado en mayo de 2013.
La misteriosa reunión con Epstein para verificar datos
A finales de 2014 y en 2015 siguieron saltando alertas relacionadas con el comportamiento de Epstein.
En enero de 2015, momento en el que el millonario quiso abrir una cuenta de mercados globales, el oficial de cumplimiento “identificó desarrollos recientes en la prensa” sobre el caso Epstein, incluyendo un fallo de la Corte Federal de Apelaciones.
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Allí se informaba que a las presuntas víctimas de Epstein se les otorgaría acceso a los detalles de un acuerdo de culpabilidad que Epstein había suscrito en 2008, hecho que tenía el potencial de reabrir la investigación judicial.
Ese oficial de cumplimiento escaló el caso a un superior, quien le dijo que esas acusaciones ya habían sido estudiadas por el directivo que aprobó la vinculación en mayo de 2013.
El oficial de cumplimiento, inconforme con la respuesta de su superior, señaló que el correo del directivo no representaba una aprobación directa del jefe de cumplimiento, toda vez que allí el directivo se limitó a decir que el jefe de cumplimiento no encontró objeciones.
Luego de varias discusiones, el superior decidió llevar el caso a un alto directivo y le informó que el correo que respaldaba la vinculación “se produjo antes de estos nuevos desarrollos [de prensa]”.
Ante la gravedad de la situación, varios ejecutivos del Deutsche Bank se reunieron personalmente con Epstein en Nueva York para resolver las dudas relacionadas con su presunto actuar delictivo.
El resultado, asegura el DFS, fue que los ejecutivos parecieron estar satisfechos con las respuestas de Epstein.
No obstante, no existen registros “que reflejen la esencia de la reunión” y no hay información adicional que dé cuenta de “otras medidas tomadas en el momento para investigar la veracidad de las acusaciones, más allá de hablar con Epstein”.
Desvinculación, pero con cartas de recomendación
En noviembre de 2018 el periódico Miami Herald publicó un artículo con los pormenores del acuerdo de culpabilidad de 2008 de Epstein.
Esa publicación, que tuvo gran notoriedad a nivel global, llevó a los directivos del banco a “reevaluar el riesgo reputacional de la relación y finalmente terminar la relación”.
Si bien el 21 de diciembre de 2018 el Deutsche Bank informó por escrito a Epstein que cerrarían sus cuentas, un ejecutivo le “redactó cartas de referencia [dirigidas] a otras dos instituciones financieras, en papel con membrete de Deutsche Bank” en las que indicó que no había problemas relacionados con la operación o uso de las cuentas.
Debido a todos estos hechos, el DFS impuso la millonaria multa y aseveró que “estos errores son inaceptables en el contexto de un banco internacional importante e inexcusables en el contexto del escrutinio intensivo que debería haber ocurrido en el monitoreo de un cliente de alto riesgo”.
Sin lugar a dudas, son muchas las lecciones que deja este doloroso caso.