InfoLAFT presenta la primera de una serie de artículos sobre la historia del lavado de activos y su control.
Conocer la historia de la lucha contra el lavado de activos nos sirve para entender la evolución que han tenido las obligaciones que hoy cumplimos y la forma como los delincuentes se adaptan. Esta historia tiene como protagonistas a las autoridades que reaccionan frente a los grandes casos y a los delincuentes que buscan métodos para evitar el peso de la ley.
El dinero no huele
La figura del lavado de activos parte de la base que lo que nace ilícito nunca podrá ser lícito, a lo sumo podrá tener apariencia de legalidad. El Estado persigue el delito y los frutos del mismo, basados en este principio. La discusión sobre la importancia del origen del dinero y los efectos del mismo no ha cesado aún en nuestros días. Hoy por hoy en México, se discute si las iglesias pueden recibir narco-limosnas.
En pleno imperio romano, el emperador Vespasiano (Siglo I D.C.) fue cuestionado por recurrir al impuesto sobre la orina, proveniente de las letrinas públicas, para llenar las arcas públicas. Era una medida desesperada para poder hacer las obras públicas un una Roma con fondos escasos después del paso de emperadores como Nerón. La leyenda dice que el emperador tomó unas monedas y recitó la siguiente máxima: Pecunia non olet (El dinero no tiene olor).
Escondiendo tesoros
Los piratas, de la historia y de las películas realizaban una labor similar a la de los lavadores: cometían crímenes, obtenían recursos ilícitos, los escondían de las autoridades y los disfrutaban. Muchas veces tenían que dar una buena porción a un rey o autoridad que los protegía. También tenían que mentir, engañar y hasta matar para proteger el verdadero origen de sus recursos.
La piratería es tan antigua como la navegación, se conocen antecedentes en la antigüedad en China y en el Mediterráneo. Pero en nuestra región tuvieron su apogeo en el siglo XII con personajes como el Pirata Morgan que tomó como guarida el Archipiélago de San Andrés.
Cae por no pagar impuestos
Todos hemos oído hablar de Al Capone y su talón de Aquiles: los impuestos. Este macabro personaje del crimen organizado de Chicago, autor de varias matanzas y propietario de una gran fortuna ilícita no cayó por los delitos que en la calle le imputaban sino por los libros de contabilidad y el rastro financiero de sus empresas. Este ejemplo les mostró a las autoridades que los delincuentes pueden salirse con la suya con los delitos que originan la riqueza, pero algún día tendrán que recurrir a un banco y allí serán sorprendidos. Al Capone fue sentenciado en 1931 a 11 años de prisión al ser encontrado culpable de cinco de los 23 cargos que le fueron levantados.
Esta lección también caló en delincuentes como Meyer Lansky, el decano de los lavadores de la época, un personaje misterioso y contradictorio al cual la Revista Forbes le atribuyó una gran fortuna pero murió austeramente en Miami en 1983 enfermo de los pulmones. Por esta razón, se hicieron populares las cuentas en Suiza y otros países con regímenes similares, en los cuales se hacían pocas preguntas.
Lansky también aprendió que los juegos de azar, los casinos y hasta los campos de golf son negocios aptos para manejar grandes cantidades de dinero ilícito. Se hizo amigo o socio de los poderosos en Las Vegas, Florida, Nueva York y La Habana. Con él, la mafia americana aprendió a jugar en la arena global.
La montaña de papel
En 1970 los Estados Unidos inaugura el esfuerzo normativo en contra del lavado de activos con la mal llamada Ley del Secreto Bancario. Eran tiempos en que los delincuentes habían aprendido a usar la ventaja de la confidencialidad, en su país y en el extranjero, para ocultar sus fortunas. Desde 1968 el Congreso de los Estados Unidos había mostrado su preocupación por la deficiencia en la documentación de ciertas transacciones y el uso abusivo de jurisdicciones internacionales por parte de los delincuentes.
La discusión conllevó el temor de que lo que se estaba creando era una montaña de papel, es decir una carga burocrática y una gran masa de información en forma de archivos físicos. Este problema sería abordado por las autoridades unos cuantos años después. En la práctica lo que se instauró fue el deber de conocer al cliente, reportar operaciones en efectivo, títulos monetarios, entidades internacionales y operaciones internacionales. Esta norma iba acompañada de un régimen sancionatorio para asegurar su cumplimiento.
En el campo represivo los Estados Unidos tenía varios autoridades, una de ellas la Oficina de Narcóticos y Drogas Peligrosas. En 1973 el Presidente Nixon decide la creación de una nueva autoridad que entraría a cumplir un rol preponderante en esta lucha, se trata de la DEA.
Colombian Conection
La revista Time publica en 1973 un artículo que señala a Colombia como el nuevo centro de la droga. Alberto Llera escribe un fuerte artículo, casi una réplica en la cual hace el siguiente comentarios: “Ahora, para colmo de desventuras, un pequeño país de Sur América se ha convertido en la desvergonzada conexión para corromper a las autoridades de aduana, pasar sobre la vigilancia aérea de las fronteras, y llegar a la mafia colombiana de Jackson Heights, en Nueva York, desde la cual se distribuyen marihuana y cocaína por valor de miles de millones de dólares al inmenso territorio continental”.
Los bancos pueden ayudar
En 1980 el Comité de Ministros del Consejo de Europa se reunió a tratar el tema del crimen organizado y conceptuó que el sistema financiero puede tener un rol preponderante. La declaración mencionaba que “el sistema bancario puede desarrollar un rol preventivo extremadamente eficaz”, tal vez inspirados en la experiencia de los Estados Unidos.
Este tipo de iniciativas se concretan en diciembre de 1988 con la declaración de principios del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea. El breve documento se centra en la identificación de los clientes, el apego a la ley – concretado en abstenerse a realizar operaciones sospechosas – y la cooperación con las autoridades. Hay que recordar que este texto constituye una declaración de principios, sin efectos legales en el derecho internacional.
Naciones Unidas entra en escena
En 1988 la Organización de las Naciones Unidas convoca a una convención cuyo principal objetivo era la lucha de dimensiones internacionales contra el narcotráfico, se trata de la Convención de Viena contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y de Sustancias Sicotrópicas. Esta convención cuenta dentro de su articulado con un llamado a los firmantes para que consagren como delito el lavado de activos. El conjunto de conductas que se castigan incluye el lavado, el ocultamiento de la naturaleza y el origen de los recursos y la financiación de tales actividades. Además se propone el decomiso de estos activos.
El concepto de lavado de activos se limitaba al narcotráfico, por lo tanto habría que esperar hasta el año 2000 cuando en ocasión de la Convención contra el Crimen Organizado Transnacional se incluyeran otros delitos fuente.
Parrafo. Proxima edición continuaremos con los casos más emblemativcos de la década de los 80s y la respuesta de las autoridades.